La respuesta siempre dependerá de la razón por la que necesite dormir lo suficiente. Pero he aquí una lista aproximada de los medicamentos que se utilizan para los trastornos del sueño.
Benzodiacepinas: Las benzodiacepinas, como el diazepam (Valium) y el temazepam (Restoril), potencian los efectos de un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA). El GABA ayuda a inhibir la actividad de las neuronas, lo que produce efectos sedantes y calmantes que favorecen el sueño.
Agonistas de los receptores no benzodiacepínicos: Estos medicamentos, entre los que se incluyen el zolpidem (Ambien) y la eszopiclona (Lunesta), también potencian los efectos del GABA, pero actúan sobre unos receptores específicos denominados receptores GABA-A. Tienen propiedades sedantes similares a las del GABA. Tienen propiedades sedantes similares a las de las benzodiacepinas, pero suelen tener una duración de acción más corta.
Agonistas de la melatonina: La melatonina es una hormona producida naturalmente por el organismo para regular el ciclo sueño-vigilia. Medicamentos como el ramelteon (Rozerem) imitan la acción de la melatonina y ayudan a regular los patrones de sueño, sobre todo en individuos con trastornos del ritmo circadiano del sueño.
Antagonistas de los receptores de la orexina: La orexina es un neurotransmisor que promueve la vigilia. Medicamentos como el suvorexant (Belsomra) bloquean la acción de la orexina, favoreciendo el sueño al inhibir las vías cerebrales que promueven la vigilia.
Antidepresivos: Ciertos antidepresivos, como la trazodona (Desyrel) o la amitriptilina (Elavil), se prescriben a veces de forma no indicada por sus efectos sedantes en el tratamiento del insomnio. Estos medicamentos pueden actuar afectando a diversos neurotransmisores, como la serotonina y la norepinefrina, que pueden influir en los patrones de sueño.
Antihistamínicos: Algunos somníferos de venta libre contienen antihistamínicos como la difenhidramina (Benadryl) o el succinato de doxilamina (Unisom). Estos medicamentos se utilizan principalmente para tratar las alergias, pero también pueden causar somnolencia, por lo que son útiles para ayudar a dormir a corto plazo. Sin embargo, pueden provocar somnolencia residual y deterioro cognitivo al día siguiente.
Barbitúricos: Los barbitúricos, como el fenobarbital, tienen una larga historia de uso como sedantes-hipnóticos. Sin embargo, su uso ha disminuido debido a problemas de seguridad y a la disponibilidad de alternativas más seguras. Los barbitúricos actúan sobre los receptores GABA, produciendo efectos sedantes, pero conllevan un mayor riesgo de sobredosis y dependencia en comparación con otros somníferos.
Suplementos a base de plantas: Algunos suplementos de hierbas se comercializan por sus posibles efectos inductores del sueño. Algunos ejemplos son la raíz de valeriana, la manzanilla y la lavanda. Aunque algunas personas pueden encontrarlos útiles, las pruebas de su eficacia son limitadas, y su seguridad y control de calidad pueden variar. Es aconsejable consultar con un profesional sanitario antes de utilizar suplementos herbales para dormir.
Yo recomendaría empezar por estos últimos, y los antidepresivos y barbitúricos no deberían utilizarse en absoluto como somníferos. En situaciones difíciles asociadas al uso de activadores del SNC, puedes prestar atención a las benzodiacepinas. Sin embargo, hay que utilizarlas de forma irregular y respetando estrictamente las dosis.
Es importante tener en cuenta que, aunque los somníferos pueden ser eficaces a corto plazo, en general se recomiendan para un uso temporal. El uso prolongado o excesivo de somníferos puede provocar tolerancia, dependencia y otros efectos adversos (salvo quizá los herbales).