Cuanto más se habla de la meditación, menos se sabe de ella. Ha llegado tan lejos que se considera una forma de relajarse y aliviar el estrés. En esta publicación, intentaremos averiguar qué quería decir realmente Buda y hasta qué punto sus afirmaciones son coherentes con la evidencia científica.
Richard Davidson, neurocientífico, psiquiatra y psicólogo que ha escrito el libro más completo hasta la fecha sobre la investigación neurocientífica de las prácticas meditativas, - nos ha proporcionado comentarios sobre algunas de las premisas subyacentes del budismo desde la perspectiva de la ciencia del cerebro.
La naturaleza neurofisiológica del sufrimiento budista
En el budismo, todo comienza con la comprensión de que toda vida es sufrimiento. Este hecho se denomina la Primera Noble Verdad, la primera de las cuatro intuiciones de Gautama, que decidió "hackear"la realidad.
Si traducimos esta verdad a un lenguaje más comprensible, vemos que la sonora palabra "sufrimiento" se refiere a la propiedad de nuestro cerebro de responder constantemente a los estímulos del mundo que nos rodea.
Aunque aquí se utiliza tradicionalmente la palabra "sufrimiento", el sentido es más bien el de insatisfacción o malestar: una mezcla de ansiedad, carencia de algo, miedo a perder lo que se tiene o a no conseguir algo. Parece que Buda tenía razón.
Richard Davidson: "Aunque satisficiéramos todos nuestros deseos, seguiríamos sin mostrar un aumento duradero de la felicidad o el bienestar.Lainvestigación científica lo confirma, al igual que las tradiciones contemplativasde Oriente".
No sólo el cerebro cambia su actividad bajo la influencia de estímulos externos: el trabajo de todo el cuerpo también depende de él. Por ejemplo, dependiendo de la proporción de actividad en los hemisferios cerebrales, estarás más inclinado a experimentar emociones positivas (con más actividad en el córtex prefrontal izquierdo) o emociones negativas (con más activación en el córtex prefrontal derecho).
Las personas propensas a fijarse en las emociones negativas suelen tener no sólo un lado derecho del córtex más activo, sino también conexiones insuficientes del córtex prefrontal izquierdo con la amígdala responsable de las malas experiencias.
Es decir, el córtex prefrontal "alegre" simplemente no puede controlar la activación de la amígdala. Y esla amígdala la responsable de experimentar el estrés, liberando cortisol, adrenalina - en general, poniéndonos nerviosos, enfadados, sudorosos y con ganas de pegar a una persona en la cara o huir y llorar en una esquina.
Y cuanto peor esté conectada la corteza "alegre" con la amígdala, más tiempo permanecerá activa después de un acontecimiento estresante, convirtiéndote en el hombre del saco.
Richard Davidson: "Aunque satisficiéramos todos nuestros deseos, seguiríamos sin mostrar un aumento duradero de la felicidad o el bienestar.Lainvestigación científica lo confirma, al igual que las tradiciones contemplativasde Oriente".
No sólo el cerebro cambia su actividad bajo la influencia de estímulos externos: el trabajo de todo el cuerpo también depende de él. Por ejemplo, dependiendo de la proporción de actividad en los hemisferios cerebrales, estarás más inclinado a experimentar emociones positivas (con más actividad en el córtex prefrontal izquierdo) o emociones negativas (con más activación en el córtex prefrontal derecho).
Las personas propensas a fijarse en las emociones negativas suelen tener no sólo un lado derecho del córtex más activo, sino también conexiones insuficientes del córtex prefrontal izquierdo con la amígdala responsable de las malas experiencias.
Es decir, el córtex prefrontal "alegre" simplemente no puede controlar la activación de la amígdala. Y esla amígdala la responsable de experimentar el estrés, liberando cortisol, adrenalina - en general, poniéndonos nerviosos, enfadados, sudorosos y con ganas de pegar a una persona en la cara o huir y llorar en una esquina.
Y cuanto peor esté conectada la corteza "alegre" con la amígdala, más tiempo permanecerá activa después de un acontecimiento estresante, convirtiéndote en el hombre del saco.
¿Por qué dicen los budistas que todo es ilusorio?
Los procesos emocionales de nuestro cuerpo existen por una razón, no sólo para que los sintamos. No son ni un don divino ni una maldición diabólica, sino complejos procesos bioquímicos y neurológicos que rigen nuestro comportamiento.
El sistema del cerebro responsable de las emociones es más antiguo, más profundo y evolucionó en una época en la que la supervivencia humana estaba mucho más en entredicho que ahora. Por lo tanto, este sistema reacciona más rápido que el córtex (que es más "racional") y es más "aficionado" a los estímulos básicos relacionados con la supervivencia.
La principal tarea de las reacciones emocionales es orientarnos en el mundo exterior, indicándonos rápidamente y sin largas reflexiones lo que es bueno y lo que es malo para el cuerpo, la supervivencia y la continuación de la especie.
En un nivel básico, es muy sencillo: la comida, las parejas adecuadas, la seguridad es alegría; los enemigos, la competencia por los bienes es ira, y así sucesivamente. Por eso giramos la cabeza con curiosidad, queremos comer algo, probar algo nuevo, tener relaciones sexuales, etc.
La corteza del hemisferio mayor, que forma procesos mentales más complejos, también reacciona activamente a los estímulos externos. La atención selectiva que dirigimos deliberadamente a algo está controlada por el córtex prefrontal.
En respuesta a los acontecimientos que captan la atención, produce lo que se conoce como sincronización de fase: una ráfaga de actividad sincronizada con el momento de prestar atención a un objeto. En nuestra conciencia se crea una imagen del mundo exterior a través de diversas ondas de actividad en distintas áreas cerebrales.
Los procesos emocionales de nuestro cuerpo existen por una razón, no sólo para que los sintamos. No son ni un don divino ni una maldición diabólica, sino complejos procesos bioquímicos y neurológicos que rigen nuestro comportamiento.
El sistema del cerebro responsable de las emociones es más antiguo, más profundo y evolucionó en una época en la que la supervivencia humana estaba mucho más en entredicho que ahora. Por lo tanto, este sistema reacciona más rápido que el córtex (que es más "racional") y es más "aficionado" a los estímulos básicos relacionados con la supervivencia.
La principal tarea de las reacciones emocionales es orientarnos en el mundo exterior, indicándonos rápidamente y sin largas reflexiones lo que es bueno y lo que es malo para el cuerpo, la supervivencia y la continuación de la especie.
En un nivel básico, es muy sencillo: la comida, las parejas adecuadas, la seguridad es alegría; los enemigos, la competencia por los bienes es ira, y así sucesivamente. Por eso giramos la cabeza con curiosidad, queremos comer algo, probar algo nuevo, tener relaciones sexuales, etc.
La corteza del hemisferio mayor, que forma procesos mentales más complejos, también reacciona activamente a los estímulos externos. La atención selectiva que dirigimos deliberadamente a algo está controlada por el córtex prefrontal.
En respuesta a los acontecimientos que captan la atención, produce lo que se conoce como sincronización de fase: una ráfaga de actividad sincronizada con el momento de prestar atención a un objeto. En nuestra conciencia se crea una imagen del mundo exterior a través de diversas ondas de actividad en distintas áreas cerebrales.
Todo, desde las imágenes y los sonidos hasta las sensaciones subjetivas de la atmósfera de un lugar y la percepción de uno mismo en él, no existe para nosotros por sí mismo, sólo existe en el proceso de percepción de los sentidos, el procesamiento de la información por el cerebro y el trabajo de los neurotransmisores y las hormonas.
Podemos suponer que esto es a lo que se refiere Buda cuando describe el mundo como una ilusión. Esta afirmación parece carecer de sentido hasta que estamos locos, o al menos dormidos: después de todo, tanto los locos como los dormidos experimentan sensaciones absolutamente reales, y comprendemos que sus mundos son ilusorios sólo porque son diferentes de lo que ve la mayoría de la gente. Pero el principio por el que la imagen del mundo se ensambla en la mente del durmiente, del loco y de cualquier otra persona es el mismo: es el resultado del complejo funcionamiento del cuerpo, incluido el cerebro.
Podemos suponer que esto es a lo que se refiere Buda cuando describe el mundo como una ilusión. Esta afirmación parece carecer de sentido hasta que estamos locos, o al menos dormidos: después de todo, tanto los locos como los dormidos experimentan sensaciones absolutamente reales, y comprendemos que sus mundos son ilusorios sólo porque son diferentes de lo que ve la mayoría de la gente. Pero el principio por el que la imagen del mundo se ensambla en la mente del durmiente, del loco y de cualquier otra persona es el mismo: es el resultado del complejo funcionamiento del cuerpo, incluido el cerebro.
Hablando de la naturaleza ilusoria del mundo desde un punto de vista neurofisiológico, no se trata tanto de que todo el mundo sea mentira, sino de que la naturaleza de nuestra percepción está condicionada por la forma en que la percibimos. Es decir, no es sólo lo que percibimos, sino también lo que percibimos y cómo lo percibimos.
"El Dhammapada", una colección de dichos de Buda de los primeros tiempos del budismo, comienza con esta frase "Todo lo que somos es fruto de nuestros pensamientos". Cada vez estamos más convencidos de que no se trata de una alegoría, sino de una acertada observación sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
Richard Davidson: "Creo que esta profunda intuición del budismo tiene al menos una relación indirecta con la neurociencia moderna. No es el entorno lo que importa en nuestra experiencia, sino la percepción de ese entorno. Diversas investigaciones demuestran que los niveles subjetivos de estrés predicen con mayor fiabilidad una serie de respuestas corporales al estrés que las mediciones "objetivas" del estrés. Desde esta perspectiva, los pensamientos y la actividad mental determinan nuestra realidad. Puede decirse que los datos de la neurociencia moderna concuerdan con el concepto budista del vacío y de que los objetos están desprovistos de su existencia real".
"El Dhammapada", una colección de dichos de Buda de los primeros tiempos del budismo, comienza con esta frase "Todo lo que somos es fruto de nuestros pensamientos". Cada vez estamos más convencidos de que no se trata de una alegoría, sino de una acertada observación sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
Richard Davidson: "Creo que esta profunda intuición del budismo tiene al menos una relación indirecta con la neurociencia moderna. No es el entorno lo que importa en nuestra experiencia, sino la percepción de ese entorno. Diversas investigaciones demuestran que los niveles subjetivos de estrés predicen con mayor fiabilidad una serie de respuestas corporales al estrés que las mediciones "objetivas" del estrés. Desde esta perspectiva, los pensamientos y la actividad mental determinan nuestra realidad. Puede decirse que los datos de la neurociencia moderna concuerdan con el concepto budista del vacío y de que los objetos están desprovistos de su existencia real".
¿Por qué los deseos son la causa del sufrimiento?
En la vida de todos podemos observar un conflicto dramático entre la forma en que funciona nuestro cerebro y nuestras actitudes conscientes. Normalmente, en tales situaciones nos decimos a nosotros mismos: "Realmente quiero, pero no puedo" o "No sé por qué lo he vuelto a hacer".
En la vida de todos podemos observar un conflicto dramático entre la forma en que funciona nuestro cerebro y nuestras actitudes conscientes. Normalmente, en tales situaciones nos decimos a nosotros mismos: "Realmente quiero, pero no puedo" o "No sé por qué lo he vuelto a hacer".
- ¿Quierestomar decisiones con conocimiento de causa, pero cuando llega el momento cometes impulsivamente acciones precipitadas?
- ¿Quierescentrarte en escribir un libro, pero no te atreves a escribir ni una línea?
- ¿Sabe que está a salvo, pero no puede reprimir la ansiedad?
Podría haber cientos de ejemplos, todos ellos sobre cómo nuestros cerebros funcionan de forma óptima para la supervivencia de nuestros lejanos antepasados, pero no perfectamente para el entorno actual, con sus complejas exigencias sociales que a menudo contradicen nuestros deseos naturales. Por nohablar de las tareas éticas incomprensibles para nuestro cuerpo.
El principal problema de este conflicto es que nos resulta extremadamente difícil resistirnos a los impulsos que nos dicta el funcionamiento de nuestro cuerpo.
El principal problema de este conflicto es que nos resulta extremadamente difícil resistirnos a los impulsos que nos dicta el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Todas las acciones básicas pueden dividirse en dos grandes tipos: el impulso hacia algo (que aporta experiencias agradables) y el impulso de alejarse de algo (que aporta experiencias desagradables). Muchas de nuestras acciones están impulsadas por uno de estos dos impulsos básicos de todos los seres vivos, y ni siquiera somos conscientes de la mayor parte de ellas.
No es sorprendente que a veces nos encontremos en medio de una situación en la que (en nuestra sano juicio) no querríamos estar, o incluso viviendo una vida muy diferente de la que veíamos para nosotros. Pero normalmente esta toma de conciencia pasa rápidamente en un torbellino de nuevas sensaciones y reacciones de nuestro cuerpo.
Richard Davidson: "A nivel neurofisiológico, nuestra actividad cerebral está constantemente modulada por sentimientos de apego y aversión. Queremos lo que no podemos tener y evitamos lo que podría hacernos daño. Son principios básicos del funcionamiento del cerebro. Se necesita entrenamiento para desarrollar la capacidad de cambiar nuestra relación con el apego y el rechazo. Sepuede cambiar el cerebro".
Si le diéramos un poco de tiempo a esta comprensión, comprenderíamos, siguiendo al Príncipe Gautama, la segunda verdad fundamental del budismo: que la causa del sufrimiento de la Primera Noble Verdad es el impulso irresistible. Son estos impulsos los que subyacen a la mayoría de las cosas que hacemos.
Nuestras vidas consisten en la búsqueda del placer y la evitación del dolor a todos los niveles, desde las necesidades más básicas como la comida, el cobijo y el deseo de detener cualquier dolor físico hasta deseos tan complejos como la aceptación por parte de la sociedad, una pareja comprometida y la evitación de la pena de la separación o el dolor de la soledad.
No es sorprendente que a veces nos encontremos en medio de una situación en la que (en nuestra sano juicio) no querríamos estar, o incluso viviendo una vida muy diferente de la que veíamos para nosotros. Pero normalmente esta toma de conciencia pasa rápidamente en un torbellino de nuevas sensaciones y reacciones de nuestro cuerpo.
Richard Davidson: "A nivel neurofisiológico, nuestra actividad cerebral está constantemente modulada por sentimientos de apego y aversión. Queremos lo que no podemos tener y evitamos lo que podría hacernos daño. Son principios básicos del funcionamiento del cerebro. Se necesita entrenamiento para desarrollar la capacidad de cambiar nuestra relación con el apego y el rechazo. Sepuede cambiar el cerebro".
Si le diéramos un poco de tiempo a esta comprensión, comprenderíamos, siguiendo al Príncipe Gautama, la segunda verdad fundamental del budismo: que la causa del sufrimiento de la Primera Noble Verdad es el impulso irresistible. Son estos impulsos los que subyacen a la mayoría de las cosas que hacemos.
Nuestras vidas consisten en la búsqueda del placer y la evitación del dolor a todos los niveles, desde las necesidades más básicas como la comida, el cobijo y el deseo de detener cualquier dolor físico hasta deseos tan complejos como la aceptación por parte de la sociedad, una pareja comprometida y la evitación de la pena de la separación o el dolor de la soledad.
¿En qué consiste la práctica?
Hoy se sabe que el cerebro es plástico. Seretroalimenta (cuando surgeuna nueva "experiencia" ) cambiando su estructura y su forma de funcionar. Cualquier experiencia nueva, un nuevo esfuerzo, el aprendizaje de una nueva habilidad o el cambio de patrones habituales de comportamiento afectan físicamente a lo que es nuestro cerebro.
Supongamos que ahora tenemos claro que todo este tiempo hemos estado experimentando el malestar constante de nuestra mente fuera de control en lugar de vivir una vida espiritual rica, y ahora queremos solucionar nuestro problema y hacer que el cerebro trabaje para nosotros. Lo primero que puede venirnos a la mente es la farmacología: ya sabemos cómo tratar las "enfermedades mentales" con psicoterapeutas y otras técnicas que no implican medicación. Y a estas alturas, probablemente sea posible optimizar la función cerebral con fármacos...
La farmacología puede ser el futuro, pero hoy las cosas no pintan tan bien. Lamayoría de los psiquiatras, cuando recetan fármacos, ni siquiera examinan el cerebro, como hacen los médicos de otras especialidades con los órganos de su competencia.
Algunos psiquiatras de países desarrollados envían a personas a investigar el cerebro. Seguimos eligiendo antidepresivos por ensayo y error, incapaces de saber exactamente qué le pasa al cerebro que estamos tratando. A veces los medicamentos se prescriben incorrectamente y no hacen ningún bien, y a veces incluso pueden causar daños. Y esto ocurre cuando el psiquiatra está tratando a una persona que obviamente se encuentra mal, y sus síntomas pueden apuntar directamente a la zona del cerebro en la que se ha producido el mal funcionamiento.
El mayor problema de la medicación es su carácter temporal: funciona mientras lo hace el principio activo del medicamento. Y luego el efecto termina. Lo mismo ocurre con los experimentos farmacológicos. El único efecto que puede no evaporarse simplemente tras el uso recreativo de una droga es una alteración de la función cerebral.
Un método importante de iluminación al que Buda se refería era el "camino del medio": una vida moderada en la que la alegría y el placer están en equilibrio con la ascesis y la moderación. Esta condición básica se refleja en la psiquiatría.
El mayor problema de la medicación es su carácter temporal: funciona mientras lo hace el principio activo del medicamento. Y luego el efecto termina. Lo mismo ocurre con los experimentos farmacológicos. El único efecto que puede no evaporarse simplemente tras el uso recreativo de una droga es una alteración de la función cerebral.
Un método importante de iluminación al que Buda se refería era el "camino del medio": una vida moderada en la que la alegría y el placer están en equilibrio con la ascesis y la moderación. Esta condición básica se refleja en la psiquiatría.
Con cualquier medicación para corregir un trastorno mental o psiquiátrico, te prescribirán un régimen especial: duerme lo suficiente, acuéstate a la misma hora, evita las sustancias psicoactivas y ten mucho cuidado con los estimulantes legales como el alcohol, el café y los cigarrillos, come bien con moderación y no pases hambre, pasea al aire libre, comunícate con personas significativas... éste es el camino de la moderación.
Cuando controlas la intensidad de los estímulos externos, controlas indirectamente tu actividad cerebral. Compara tu estado emocional en un fin de semana (en el que estás moviendo activamente dos fiestas seguidas, consumiendo sustancias psicoactivas y manteniéndote despierto) con un fin de semana en el que has dormido hasta tarde, has hecho ejercicio moderado, has comido brócoli al horno y te has reunido con tus colegas creativos para planificar juntos vuestros proyectos para el próximo año.
Una práctica indispensable para alcanzar la libertad es la meditación. Existeuna rica literatura sobre cómo meditar, y este tema no puede tratarse en este artículo de revisión.
Cuando controlas la intensidad de los estímulos externos, controlas indirectamente tu actividad cerebral. Compara tu estado emocional en un fin de semana (en el que estás moviendo activamente dos fiestas seguidas, consumiendo sustancias psicoactivas y manteniéndote despierto) con un fin de semana en el que has dormido hasta tarde, has hecho ejercicio moderado, has comido brócoli al horno y te has reunido con tus colegas creativos para planificar juntos vuestros proyectos para el próximo año.
Una práctica indispensable para alcanzar la libertad es la meditación. Existeuna rica literatura sobre cómo meditar, y este tema no puede tratarse en este artículo de revisión.
Lastécnicas y escuelas de meditación pueden variar, pero el objetivo último de la práctica es ayudarnos a darnos cuenta de que todos los fenómenos de nuestra mente (emociones, pensamientos, imágenes, sensaciones) surgen en el espacio subjetivo de la psique bajo la influencia de procesos externos a ella (ya sean externos al mundo o procesos corporales).
La meditación modifica el cerebro
Hasta ahora, la meditación ha sido poco estudiada, aunque la comunidad científica ha mostrado recientemente un gran interés por ella. Hasta hace poco, el principal problema de la investigación era que los propios científicos desconocían por completo los tipos, técnicas y tareas de la meditación, no tenían en cuenta la profesionalidad de los practicantes ni cuántos años de su vida habían dedicado a ella: cinco o cuarenta y cinco. Daniel Goleman y Richard Davidson recopilaron toda la investigación sobre la meditación en su libro "Rasgos alterados", exponiendo muchos como "defectuosos" y relatando raros experimentos convincentes, incluidos sus propios estudios cerebrales de monjes experimentados.
Los estudios más interesantes muestran que durante la meditación de un practicante experimentado (por ejemplo, Mingyur Rinpochemeditó durante 62.000 horas a lolargo de su vida), en los gráficos del electroencefalograma parpadea una gran actividad; la resonancia magnética funcional demuestra un aumento de la actividad de algunas zonas cerebrales de hasta el 800%; y las resonancias magnéticas de alta resolución muestran que el cerebro de un monje de 40 años se corresponde en volumen de materia gris con el de una persona de 33 años.
La meditación modifica el cerebro
Hasta ahora, la meditación ha sido poco estudiada, aunque la comunidad científica ha mostrado recientemente un gran interés por ella. Hasta hace poco, el principal problema de la investigación era que los propios científicos desconocían por completo los tipos, técnicas y tareas de la meditación, no tenían en cuenta la profesionalidad de los practicantes ni cuántos años de su vida habían dedicado a ella: cinco o cuarenta y cinco. Daniel Goleman y Richard Davidson recopilaron toda la investigación sobre la meditación en su libro "Rasgos alterados", exponiendo muchos como "defectuosos" y relatando raros experimentos convincentes, incluidos sus propios estudios cerebrales de monjes experimentados.
Los estudios más interesantes muestran que durante la meditación de un practicante experimentado (por ejemplo, Mingyur Rinpochemeditó durante 62.000 horas a lolargo de su vida), en los gráficos del electroencefalograma parpadea una gran actividad; la resonancia magnética funcional demuestra un aumento de la actividad de algunas zonas cerebrales de hasta el 800%; y las resonancias magnéticas de alta resolución muestran que el cerebro de un monje de 40 años se corresponde en volumen de materia gris con el de una persona de 33 años.
Lo sorprendente, sin embargo, no es que la actividad cerebral cambie durante el proceso de meditación, sino que los meditadores experimentados muestran una actividad cerebral de ondas gamma drásticamente diferente a la de los grupos de control de no meditadores y fuera del estado meditativo.
Existen cuatro tipos básicos de ondas EEG. Las ondas delta lentas se producen sobre todo durante el sueño profundo. Las ondas theta, ligeramente más rápidas, se producen cuando nos estamos quedando dormidos. Las ondas alfa se producen cuando prácticamente no pensamos y estamos relajados. Las ondas beta, más rápidas, reflejan el pensamiento activo o la concentración.
Las ondas gamma son las más rápidas de todas y se producen cuando diferentes áreas del cerebro se activan simultáneamente. Seproducen en momentos de perspicacia, cuando diferentes elementos se unen para formar una imagen única.
Un destello gamma se produce cuando se resuelve un acertijo o una adivinanza, o cuando de repente se da con una tabla de elementos periódicos. Elmismo destello de actividad gamma se produce en Marcel Proust cuando prueba una galleta que le recuerda su infancia, y de todos los rincones de su memoria asociativa afloran recuerdos del olor de su hogar, el color del pelo de su amante y la sensación del viento en las mejillas que tanto le emocionaron en aquellos años.
Existen cuatro tipos básicos de ondas EEG. Las ondas delta lentas se producen sobre todo durante el sueño profundo. Las ondas theta, ligeramente más rápidas, se producen cuando nos estamos quedando dormidos. Las ondas alfa se producen cuando prácticamente no pensamos y estamos relajados. Las ondas beta, más rápidas, reflejan el pensamiento activo o la concentración.
Las ondas gamma son las más rápidas de todas y se producen cuando diferentes áreas del cerebro se activan simultáneamente. Seproducen en momentos de perspicacia, cuando diferentes elementos se unen para formar una imagen única.
Un destello gamma se produce cuando se resuelve un acertijo o una adivinanza, o cuando de repente se da con una tabla de elementos periódicos. Elmismo destello de actividad gamma se produce en Marcel Proust cuando prueba una galleta que le recuerda su infancia, y de todos los rincones de su memoria asociativa afloran recuerdos del olor de su hogar, el color del pelo de su amante y la sensación del viento en las mejillas que tanto le emocionaron en aquellos años.
La amplitud de las ondas gamma en el cerebro de los yoguis resultó ser 25 veces mayor, incluso en estado de calma, en comparación con las personas normales. Esto no explica mucho, pero muestra una correspondencia neurofisiológica con el estado descrito por los practicantes: conciencia abierta de todos los fenómenos del mundo externo e interno simultáneamente, sin apego ni rechazo, relajada y alerta al mismo tiempo.
Se descubrió que este estado cerebral podía observarse incluso durante el sueño de los practicantes, aunque, en general, la presencia de oscilaciones gamma durante el sueño profundo desde la perspectiva del cerebro ordinario es una rareza extrema o casuística.
Además, los meditadores experimentados demostraron una capacidad sin precedentes para "conmutar" su actividad cerebral a las órdenes de los experimentadores y mostraron una diferencia en la actividad y las conexiones del "sistema por defecto", responsable de nuestra fijación en el pensamiento sobre nosotros mismos.
Elhecho de que los efectos de la meditación persistan a través del descanso, la actividad diaria e incluso el sueño es una prueba de que realmente puede transformar el cerebro humano - esto es lo que los investigadores del equipo de Davidson llamaron "rasgos alterados": tras acumular un cierto número de horas de práctica, sus efectos permanecen con nosotros para siempre, cambiando nuestro cerebro, personalidad y estilo de vida.
Uno sólo puede imaginarse cómo sería vivir en un estado constante de perspicacia y conexión de todos los elementos del mundo entre sí, sin hablar a través de un montón de preocupaciones innecesarias sobre uno mismo.
O podrías probar a meditar.
Se descubrió que este estado cerebral podía observarse incluso durante el sueño de los practicantes, aunque, en general, la presencia de oscilaciones gamma durante el sueño profundo desde la perspectiva del cerebro ordinario es una rareza extrema o casuística.
Además, los meditadores experimentados demostraron una capacidad sin precedentes para "conmutar" su actividad cerebral a las órdenes de los experimentadores y mostraron una diferencia en la actividad y las conexiones del "sistema por defecto", responsable de nuestra fijación en el pensamiento sobre nosotros mismos.
Elhecho de que los efectos de la meditación persistan a través del descanso, la actividad diaria e incluso el sueño es una prueba de que realmente puede transformar el cerebro humano - esto es lo que los investigadores del equipo de Davidson llamaron "rasgos alterados": tras acumular un cierto número de horas de práctica, sus efectos permanecen con nosotros para siempre, cambiando nuestro cerebro, personalidad y estilo de vida.
Uno sólo puede imaginarse cómo sería vivir en un estado constante de perspicacia y conexión de todos los elementos del mundo entre sí, sin hablar a través de un montón de preocupaciones innecesarias sobre uno mismo.
O podrías probar a meditar.