La conversión de una solución de ketamina en polvo suele implicar un proceso denominado "liofilización", en el que se elimina el disolvente de la solución y se conservan las partículas sólidas del fármaco, lo que da como resultado un polvo. He aquí un resumen general de cómo se hace:
Preparar la solución: Empezar con una solución de ketamina en un disolvente adecuado, como agua o solución salina.
Congelar la solución: Coloca la solución en un congelador u otro ambiente frío para congelarla. La congelación ayuda a solidificar la solución y a prepararla para el secado.
Liofilización: Transfiera la solución congelada a un liofilizador, que es una máquina que elimina el disolvente mediante sublimación en condiciones de vacío. Este proceso consta de tres pasos principales:
Secado primario: Reducir gradualmente la presión y la temperatura para permitir que el disolvente congelado sublime directamente de sólido a gas sin pasar por la fase líquida.
Secado secundario: Disminuir aún más la presión y la temperatura para eliminar cualquier resto de disolvente y garantizar el secado completo del polvo.
Envasado final: Una vez finalizado el proceso de secado, el polvo liofilizado se retira del liofilizador y se sella en un envase adecuado para evitar la absorción de humedad.
Control de calidad: Realice pruebas de control de calidad, como análisis del tamaño de las partículas y pruebas de potencia, para garantizar que el polvo cumple las especificaciones requeridas.
Almacenamiento: Almacenar el polvo liofilizado en un ambiente seco y fresco para mantener su estabilidad y vida útil.
Es importante tener en cuenta que la liofilización es un proceso especializado que suele utilizarse en entornos farmacéuticos y de investigación.